Alguien debería esribir un libro con todo lo que está en este post.
Pues bien, ahi van mis aportes.
Caso1. Sentadilla con soportes altos. Pues estaba haciendo sentadillas con un peso moderado y puse los soportes esos de pasador para graduar la altura demasiado altos para mí, el hecho es que al tratar de repostar el peso después de terminar, estuve peleando un buen rato y me hiperventilé en el proceso, por lo tanto me desmayé con todo el peso encima.
Caso2. Puñetazo en hammer de bíceps. Pues estaba haciendo curl de biceps en máquina tipo hammer con poleas detrás del asiento, de esas que parecen tipo scott pero a una sola mano. El hecho es que al estar haciendo una repetición con un buen peso para mí, se rompío la cadena que sostenía todo el peso y terminé dándome un puñetazo yo mismo que me hundió los lentes en los pómulos y me dejo todo morado.
Caso3. Los tontos fantocheros. Pues un trio de novatos intentanto entrenar, para que en suma y síntesis cada vez que terminaba una serie los tres se poníana conversar sobre las borracheras que se pegaron el fin de semana y las peleas en las que estuvieron después de beber, todo en unas risotadas que no dejaban ni escuhar lo que uno pensaba. Estuvieron dos semanas y NUNCA más los volví a ver.
Caso4. El flaco lolly pop. Pues hay un tío que todos los días entrena hasta sudar la gota gorda, pero tiene una manía esúpida de pelarse un chupetin y tenerlo en la boca hasta que termina de entrenar como si tuviera un booster de energía adicional o de donde habrá sacado esa idea genial de chupar un dulce mientras entrena. El pobre está más escualido que canilla de perro y con el chupete más solo me da pena.
Caso5. Un vejete de unos 65 años que todos los días entrena hasta dos veces al día, con el mismo peso, las mismas repeticiones y ni una sola gota de sudor. Un día se me acercó y me dijo que como le hacía para estar grande y fuerte. Lo miré de pies a cabeza y no pude contenerme y me reí para terminar diciéndole que le explicaría un buen día con hoja y lápiz en mano.
Caso6. Una monitor que se contrató el gimnasio que se la pasaba animando a los muchachitos con porras como si estuviera en un concurso de cheer leaders, diciéndoles: "vamooooooos, esssssssso, uuuuuuuunooooooo, ddoooooosssss, y esssso" y aplaudiendo en cada repetición como si sus los chicos fueran perros. Luego la misma monitor que cuando le pedían ayuda para descargar la barra del soporte de press de banca, apenas y se levantaban las puntitas de sus pies porque a duras penas se notaba que podía cargar ni una garrafa de agua.
Caso7. Oficinista de press de banca. Un imbécil que el otro día llegue y ví en la banca de press de banca, terminaba una serie apenas con 40 kilos en total y sacaba el teléfono celular, llamaba a su novia y de echado le hablaba sin moverse durante uno o dos minutos, colgaba, hacía otra serie y hacía lo mismo. Me aburrí de esperarlo y le dije en medio de su charla si podíamos alternar, se levantó le bajé sus 40 miserables kilos y cargué 60 kilos en total para calentar con 25 repeticiones, al verme nunca más regresó a la banca ni lo vi en el gimnasio.
Caso 8. El derrumbe total. Vi como un cierto día, un muchacho grande y fuerte cargó la prensa de pierna hasta el tope de discos y se puso a entrenar muy entusiasmado y con buen ritmo. Al terminar se puso del costado de la máquina en cuestión y empezó a descargar todo el peso al suelo pero de una sola vez. Al cabo de los 30 segundos todo el mundo se volteó a ver donde estaba él porque se escuchó todo como una explosión o un derrumbe, ya que como se entendera el aparato tenía como 300 kilos de un solo lado y se cayó de costado, apenas entre 10 pudimos levantarla de nuevo.
Caso 9. Inutil pedir ayuda. Le digo a un amigo mío al que le ayudaba a entrenar y él a mí, estando por los primeros días de encontrarnos, que si podía ayudarme a sacar la barra del soporte de la banca hasta que quede sobre mi y asi poder hacer unos 6 presses con 140 kilos. El me dijo que no había problema, cuando de repente en lo que tenía adelantando la barra hasta que quede encima mío lo veo empujándola hacia mi izquierda.
Oye, oye!, le grité y volvimos a poner la barra en el soporte. Le pregunté que que le pasaba si quería matarme o qué!, y el me dijo que nunca había visto a nadie levantar tanto y que creía que me iba a aplastar el peso y que quería evitarme el dolor y por eso quería botarla la barra al piso para que no me aplaste... lo miré y me dieron ganas de sellarle una patada en el culo.
Caso8. Entrenamiento fashion. Llegando un día al gimnasio me encuentro con un tipejo que se salía todos los días de Dios de la oficina y lo único que se ponía eran unos guantes de cuero para entrenar. Si, como lo leen, con la camisa, el pantalón de tela con raya al medio, zapatos o mocasines de color negro. Me quejé al dueño y me dijo que le había advertido el tipejo en cuestión que no podían "discriminarlo" por como entrenaba y que se iba a quejar al gobierno y hacer cerrar el gimnasio. Resultado es que decidí cambiarme de horario y luego de gimnasio.
Caso 9. Jalón de dorsales para desarrollar la nuca. Un día haciendo jalones de polea al frente y sentado, la cuerda que sujeta todo el peso se rompió y yo fui a dar con todo y peso hasta la pared que quedaba detrás mía. Sentí un golpé que escuché dentro de mi cabeza en plena nuca, me quedó un chinchón del tamaño del bíceps de Arnold y desde esa vez escucho voces que me dicen que asesine al flaquito que hace curl de bíceps balanceandose como una mesedora con su chupetito loly-pop en la boca.
Caso 10. Descarga tu peso y ponlo en su lugar. Llego el otro día al gimnasio y tenía que hacer sentadillas, esperando a que un chaval termine me fijo y se cargó como 10 discos de 5 kilos a cada lado, vamos que eran 120 kilos en total, para hacer una sola repetición. El caso es que terminó su repetición y cuando regresé al soporte de sentadillas ya se había ido. Quedé pero como un tigre de la rabia con el pobre feto, indignadisimo porque además tenía que descargarle su peso. Le pedí al entrenador que la próxima hiciera algo y me dijo "asi son todos".
A los cuatro o cinco días que sabía que tenía que hacer él y yo sentadillas, me adelanté y llegué antes y tenía que entrenar con 190 kilos, entonces lo ví por detrás mío llegando y yéndose a cambiar. Terminé con el peso y lo dejé con todo y me fui a cambiar para que no me diga nada. NUNCA más volvió a dejar el peso en los aparatos.