Minerator
Banned
Una de las características principales de la cafeína consiste en que este agente
vegetal que se encuentra en el café, el té, los refrescos de cola o la guaraná
(guaranina) estimula el sisteme nervioso central eliminando manifestaciones psíquicas de fatiga.
Para los deportistas además es interesante el conocido efecto activador de la
lipólisis (descomposición de la grasa en ácidos grasos libres) que provoca la cafeína, permitiendo así cierto ahorro de glucógeno. Este es especialmente útil en los deportistas de resistencia como por ejemplo la maratón, aunque se ha de tener en cuenta el efecto de la cafeína puede verse mermado por una mayor producción de insulina debida a la mayor ingestión de carbohidratos en las horas previas a una competición.
La insulina reduce la liberación de ácidos grasos a la sangre.
La acción de la cafeína para aumentar el rendimiento es discutida. También parece ser que el efecto favorable de una dosis de cafeína sobre el metabolismo (de las grasas) es mejor tras una abstinencia de cafeína de 4-5 días que en personas que regularmente toman café u otras bebidas que contienen cafeína. No implica ningún peligro experimentar con una o dos tazas de café (equivalente a aprox. 100-200 mg de cafeína) una hora antes del entrenamiento o de la competición. Algunos ingeniosos apuestan por la combinación de cafeína y zumo de pomelo, porque la naringenina que contiene parece prolongar el efecto de la cafeína. El té negro y la guaraná también hacen que la cafeína actúe de forma más lenta y por ello más larga. La ingestión de pastillas de cafeína no es recomendable, porque entonces ya se alcanzan cantidades dopantes, y el COI ha clasificado la cafeína como una substancia dopante cuantitativa.
Antes, durante y después de la actividad deportiva también se debe tener en cuenta el efecto diurétetico de la cafeína. Las bebidas que contienen cafeína por tanto no son aptas para substituir el aqua, al menos en grandes cantidades. En general es necesario combrobar en la práctica la tolerancia y el provecho de esta estimulación cotidianamente permitida, ya que los efectos pueden ser muy diferentes de una persona a otra.
Aquel que quiera utilizar la cafeína para eliminar grasas no sacará gran provecho de su café matutino si después de desplaza en coche a la oficina para continuar ahí con otras actividades senetarias. Beber café y entrenar en ayunas, prácticamente debería "obligar" a nuestro cuerpo a movilizar sus reservas grasas. Simplemente porque no tiene otra cosa para quemar. El nivel de insulina en ayunas es bajo, no hay nada que pueda frenar la circualción de los ácidos grasos libres, que entonces serán utilizados preferentemente como fuente de energía. Este ejemplo ilustra que priemero se ha de crear la necesidad de la oxidación de la grasa a través del entrenamiento aeróbico. Es decir, aumentar los ácidos grasos libres en sangre sin el consiguiente entreno no sirve de nada. No obstante tambíen aquí se ha de probar si se tolera personalmente esta norma de entrenamiento; en general siempre se ha de intentar equilibrar cuidadosamente los medios que se utilizan y el fin que se persigue. La receta universal, válida para todo el mundo, no existe.
vegetal que se encuentra en el café, el té, los refrescos de cola o la guaraná
(guaranina) estimula el sisteme nervioso central eliminando manifestaciones psíquicas de fatiga.
Para los deportistas además es interesante el conocido efecto activador de la
lipólisis (descomposición de la grasa en ácidos grasos libres) que provoca la cafeína, permitiendo así cierto ahorro de glucógeno. Este es especialmente útil en los deportistas de resistencia como por ejemplo la maratón, aunque se ha de tener en cuenta el efecto de la cafeína puede verse mermado por una mayor producción de insulina debida a la mayor ingestión de carbohidratos en las horas previas a una competición.
La insulina reduce la liberación de ácidos grasos a la sangre.
La acción de la cafeína para aumentar el rendimiento es discutida. También parece ser que el efecto favorable de una dosis de cafeína sobre el metabolismo (de las grasas) es mejor tras una abstinencia de cafeína de 4-5 días que en personas que regularmente toman café u otras bebidas que contienen cafeína. No implica ningún peligro experimentar con una o dos tazas de café (equivalente a aprox. 100-200 mg de cafeína) una hora antes del entrenamiento o de la competición. Algunos ingeniosos apuestan por la combinación de cafeína y zumo de pomelo, porque la naringenina que contiene parece prolongar el efecto de la cafeína. El té negro y la guaraná también hacen que la cafeína actúe de forma más lenta y por ello más larga. La ingestión de pastillas de cafeína no es recomendable, porque entonces ya se alcanzan cantidades dopantes, y el COI ha clasificado la cafeína como una substancia dopante cuantitativa.
Antes, durante y después de la actividad deportiva también se debe tener en cuenta el efecto diurétetico de la cafeína. Las bebidas que contienen cafeína por tanto no son aptas para substituir el aqua, al menos en grandes cantidades. En general es necesario combrobar en la práctica la tolerancia y el provecho de esta estimulación cotidianamente permitida, ya que los efectos pueden ser muy diferentes de una persona a otra.
Aquel que quiera utilizar la cafeína para eliminar grasas no sacará gran provecho de su café matutino si después de desplaza en coche a la oficina para continuar ahí con otras actividades senetarias. Beber café y entrenar en ayunas, prácticamente debería "obligar" a nuestro cuerpo a movilizar sus reservas grasas. Simplemente porque no tiene otra cosa para quemar. El nivel de insulina en ayunas es bajo, no hay nada que pueda frenar la circualción de los ácidos grasos libres, que entonces serán utilizados preferentemente como fuente de energía. Este ejemplo ilustra que priemero se ha de crear la necesidad de la oxidación de la grasa a través del entrenamiento aeróbico. Es decir, aumentar los ácidos grasos libres en sangre sin el consiguiente entreno no sirve de nada. No obstante tambíen aquí se ha de probar si se tolera personalmente esta norma de entrenamiento; en general siempre se ha de intentar equilibrar cuidadosamente los medios que se utilizan y el fin que se persigue. La receta universal, válida para todo el mundo, no existe.