Un toque de pelota, un disco intervertebral y un incidente

Un toque de pelota, un disco intervertebral y un incidente

A los 34 años no es exactamente la edad como para andar dando de saltos y marometas en el campo de football, pero por otro lado uno es todavía joven como para estar pensando en cosas como una hernia discal. Tal vez hemos oído algo acerca del tema, pero será que ¿eso le pasa solamente a los otros?

Es el campeonato de nuestra región. Se han jugado ya los primeros 10 minutos. Llueve y hace frío, no hubo mucho tiempo para calentarse debidamente, pues todos llegamos corriendo del trabajo, ya que los partidos se disputan normalmente entre semana. Pero siempre fue así desde que juego football. 20 metros de distancia de la portería rebota la pelota contra mi. Controlo la pelota sin dificultad alguna y disparo, el balón va a dar en el travesaño y me punza la espalda. Siento un dolor, que es sólo un anuncio de lo que me espera. Mi equipo está abajo en el marcador y me considero irremplazable. No siento mi pierna izquierda. Está como dormida, pero eso no importa yo de por si juego con la derecha y además técnicamente son mucho mejor que el quipo contrario. Consigo jugar hasta que suena el pito del medio tiempo. Todavía no se que para mí el partido se ha terminado. Estoy como paralizado en la banca y no puedo desvestirme mucho menos pensar en darme una ducha.

Al otro día mi amigo me hace el favor de llevarme al doctor, pues tengo dolores inaguantables y no siento el cuerpo. Es un caso de urgencia. No hay tiempo para hacer cita, me atienden inmediatamente. El ortopedista diagnostica una parálisis del pie izquierdo y me manda inmediatamente con el radiólogo. Una tomografía computarizada desvela la gravedad de la hernia discal. El resultado es claro y preciso: una hernia discal entre las vértebras lumbares L4/L5 además, el disco intervertebral que se localiza abajo está demasiado desgastado. Pero por el momento, eso es lo de menos. Por lo menos el tejido no está desgarrado y la hernia discal toca únicamente el nervio y no lo presiona.
Me mandan con el neurocirujano y ya nada más por el nombre me puedo imaginar el porqué: ¿me espera una operación?. Sin embargo, existe otra solución: una inyección de cortisona y una solución salina en el lugar de la hernia. El neurocirujano no considera una operación necesaria debido al dolor. Después de dos día estoy dispuesto a firmar lo que quieran siempre y cuando no sienta más dolor. Pero una operación es delicada y el ortopedista me lo dice claramente, en caso de incontinencia o si surgen síntomas de parálisis tengo que hablar inmediatamente al doctor y una operación sería la única solución. Me siento entumecido, algunas veces hasta en las dos piernas, otras veces en la tibia izquierda y el pies, en realidad solamente el dedo gordo izquierdo está paralisado. No me he hecho en los calzones. Me decido por el método seguro y menos doloroso.
Sin embargo siento dolor y los tengo que soportar a pesar de la alta dosis de diclofenac y los relajantes musculares (relaxers). Mi estómago los digiere únicamente con la ayuda de un preparado. El método menos riesgoso tiene sus desventajas. Primeramente necesito un colchón antidecubitus (que me construí con cubos Sissel). Las 24 horas del día descanso una media hora y camino un cuarto de hora en mi casa, esta rutina la llevo sin parar durante cuatro días. El objetivo es moverse pero a la vez cuidarse. Como parado. Mis amigos han colocado el televisor y el estéreo de manera que los pueda manejar acostado con el control remoto. Me siento sólo para hacer mis necesidades. En la noche tomo vino Pfaelzer Riesling. Intento dormir, mi abuela me ha dado un remedio casero contra los dolores y para dormir que no me ha hecho mucho efecto. Es hasta el cuarto día que logro dormir por primera vez 3horas seguidas, hasta que el dolor me vuelve a despertar.
Tengo sólo en mente acabar con los dolores. Después podré empezar con la gimnasia especial para mi caso. Por el momento no puedo hacer más. Hasta pensar me causa dolores. Califico mi estado de vegetativo, tomando medicamentos y alcohol contra los dolores. ¿Hasta cuándo va a surtir efecto todo lo que estoy haciendo por mí? ¿Será que tiene sentido o me engaño a mi mismo? ¿es que no hay realmente remedio? El quinto día siento un progreso notorio. Puedo finalmente reducir la dosis de los medicamentos contra los dolores.

El autor Darinho Castro de Fitness.com nos va a describir con lujo de detalle cómo le fue con la hernia discal.

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