Espacio del entrenador personal Morris Lee- Parte  7

Espacio del entrenador personal Morris Lee- Parte 7

Mis clientes me pagan por mis sevicios y esperan resultados satisfactorios. Yo también espero de ellos excelentes resultados. Una vez que mis clientes hayan tomado las mancuernas no pueden esperar de mi compasión.



En primer lugar muchas gracias a todos por preguntar una y otra vez cuando aparecerá mi siguiente artículo, agradezco todos los comentarios -  ¡me  hacen sentir muy bien!!! Es de verdad bonito cuando nos tomamos el tiempo para decir gracias, me gustan vuestras  frases afectuosas que me dicen que este espacio os resulta interesante y os gusta. ¡Una vez más muchísimas gracias!!!



Bueno, pues dejemos los sentimientos y vayamos al tema – que es de lo que se trata aquí. Una y otra vez escucho que algunas personas no se atreven a hablar conmigo. Dicen que les gustaría entrenar conmigo pero que soy mus duro, hasta “malo”. Sí, es cierto en parte y creo que es lo correcto. Me gusta exigir, con mi trabajo soy serio, exigente, pido demasiado  y soy muy duro.



Pero todo esto es por el bien de mis clientes,  su meta es mi meta. Seguido observo como algunas personas van a “entrenar” una hora, charlan realmente 45 min.  y entrenan 15. Son exactamente estas personas las que se asombran cuando no logran su meta, se preguntan porqué es todo tan difícil y nada les sale, ¡si después de todo van al gimnasio 4 veces a la semana!



A mi me gusta reír, soy muy sensible y converso bastante con mis clientes . Muy seguido les doy consejo sobre la elección de un estilista, ayudo si se puede a solucionar problemas de relaciones humanas, a buscar nuevos doctores , seco lágrimas e intento reconfortar. Pero todo esto no se da jamás en público, sino en mi oficina o en lugares en donde mis clientes y yo nos sentimos a gusto. Pero en cuanto se trata de entrenar, no hay charlas, ahí el tema es otro , llevo a cabo mi trabajo como entrenador y nada más.



Mis clientes me pagan por mis servicios y esperan con razón buenos resultados. Lo mismo espero yo de ellos. Una vez que mis clientes han tomado la haltera en la mano, no pueden esperar de mi consideraciones. No les va ayudar en nada si soy condescendiente y después de 60 lagartijas dijera: “si, lo sé es demasiado difícil, así es suficiente”, no es mi manera de reaccionar, si veo que mi cliente después de 100 lagartijas todavía tiene algo de energía pues entonces lo dejo hacer 120.



Si yo tuviera misericordia, no sería el  lugar exacto para tener este tipo de comprensión . Muy seguido logro que mi cliente llegue a la meta con trabajos,  pero sólo si lo motivo con frases como : “sería genial si todavía pudieras hacer 4 repeticiones”. Mi  divisa es “te voy a perseguir hasta donde sea si no me haces todavía estas 4 repeticiones como debe de ser” y hasta se me sale una sonrisita.



Para mí me es muy importante tener una meta y la voluntad de lograrla. Se requiere ser firme en las decisiones, ser disciplinado , tenaz y no tutibear. Sé muy bien que mi cliente está en una de las luchas  más importantes de su vida, pero también sé que tiene todo para ganar. Estoy consciente de que cuando está tomando una ducha después del entrenamiento, le cuesta trabajo enjuagarse el shampoo de los cabelos porque no le resulta fácil llevar sus brazos a la cabeza, pero estoy seguro de que está orgulloso de sí mismo y en su consciencia no hay reproches ni arrepentimientos, está seguro que dió todo y ¡que es un campeón!!!



Esto lo retroalimenta, lo motiva, lo fortalece y puede si cree, mover montañas, ¡la meta no está lejos!!!!  Muchos se dan cuenta de que tales sentimientos como el fortalecimiento del amor propio, de la autoconfianza, el estár orgulloso de sí mismo, el saberse campeón apenas cuando han luchado.  Soy un coach que desempeña su profesión por vocación, que anima a sus clientes en su entrenamiento y después del entrenamiento les reconozco, aplaudo y admiro su desempeño y se los expreso de una manera afectiva.

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