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Dicho y hecho. El primer ataque selectivo contra objetivos estratégicos de Muamar Gadafi no se hizo esperar.
Poco antes de las seis de la tarde de ayer, en el marco de la resolución 1973 de las Naciones Unidas y con el visto bueno de la coalición dado en París apenas unas horas antes, un caza francés derribaba un convoy de las fuerzas leales al coronel libio.
Resultado del cuádruple bombardeo galo: varios blindados desbaratados y fuera de combate. Con la caída de la noche se precipitaron los ataques contra objetivos de las fuerzas del dictador a los que seguidamente se sumaron las fuerzas británicas y estadounidenses, estas últimas no con aviones, sino con bombardeos con misiles desde embarcaciones desplegadas en el Mediterráneo.
La operación ya ha sido bautizada como «Odisea del amanecer».
Con la participación en segundo plano de EE UU y la implicación activa de la Liga Árabe, la coalición quiere evitar que esta operación se interprete como un intento neocolonialista por parte de Occidente de querer imponer su voluntad. Nicolas Sarkozy, que aseguró que el futuro de Libia «pertenece a los libios», justificó la intervención «en nombre de la conciencia universal que no puede tolerar tales crímenes».
Por su parte España, que no forma parte del pelotón de cabeza, está dispuesta a «asumir sus responsabilidades» para hacer efectiva la resolución de la ONU y cumplir los dos objetivos acordados: el establecimiento de una zona de exclusión aérea y el embargo de armas al régimen de Gadafi.
Así lo confirmó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al término de la cumbre elísea a la que también asistieron el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
En la práctica, la aportación española se concreta en el despliegue de un avión cisterna Boeing 707 y cuatro F-18 que realizarán labores de «patrulla aérea», además de una Fragata F-100, un submarino y un avión de vigilancia marítima. Aunque nuestras aeronaves no estarán operativas y al servicio de la coalición hasta hoy, según el jefe del Ejecutivo.
Gadafi subrayó que Libia usará su derecho de autodefensa conforme al
artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas y resaltó que las operaciones aliadas son "injustificables" y "darán nacimiento a una guerra de religiones".