En esto yo la culpa no la asignaría a esos sujetos que buscan entrenador, sino a los monitores de los gimnasios. Efectivamente, cualquiera que tenga un mínimo de conocimientos sabe de sobra como asesorar a alguien que se inicia. Esa es, de hecho, la función para la cual son contratados los monitores (porque para avanzados que tengan objetivos competitidos ya toca contratar a un entrenador especializado). El problema es que los monitores, en la mayoría de los casos, no hacen su trabajo. Tienen una actitud pasiva, no se involucran con los alumnos en lo más mínimo y a veces acaban llevándolos por caminos totalmente errados.Los que buscan entrenadores personales normalmente están pidiendo a gritos que los estafen. Porque es gente que con algo genérico bien hecho están bien atendidos, tá, puede ser que el tipo tenga alguna dificultad de movilidad, de esas dificultades el tipo que está cuidando en el gimnasio da cuenta perfectamente.
Siendo así, es normal que la gente acabe buscando entrenadores personales. El problema es que la persona que no tiene conocimientos para plantear una iniciación en condiciones, normalmente y por los mismos motivos, tampoco tiene conocimientos para distinguir al entrenador preparado y juicioso del charlatán que solo vende humo.
Y ahora me podrás responder que para el novato no hace falta asesor de ningún tipo, ya que lo que necesita es tan básico y tan genérico que lo puede plantear él mismo. Efectivamente, el entrenamiento adecuado para iniciarse es tan básico que requiere poco más que sumar dos más dos. No obstante, te puedo decir que a mí me ha costado un tiempito largo aprender los principios básicos y eso que, modestia aparte, no me considero una persona tonta precisamente.
Esta es una paradoja que creo que existe en la enseñanza en general, a veces la veteranía y el alto nivel de conocimientos acaban mermando la capacidad para enseñar de una persona, porque mientras más se sabe y más experiencia se tiene menos se comprende al que no tiene ni experiencia ni conocimientos. Algo de lo que trato de sacar partido cuando imparto clases en la universidad es precisamente el hecho de que, al haber sido yo mismo un alumno hace poco tiempo, comprendo mejor las necesidades de los alumnos que los profesores más veteranos. Lo cual no quita que estos últimos me den mil vueltas en la mayoría de los aspectos gracias a sus conocimientos y experiencia.
Por culpa de este fenómeno, a veces me da la impresión de que a los veteranos se os ha olvidado cómo es ser novato y sobreestimais las capacidades de éstos para entender y filtrar la información. Gracias a internet, toda la información necesaria está al alcance de la mano. Pero junto a las exposiciones claras y correctas de los principios básicos del entrenamiento, hay una miríada de exposiciones de cosas que no tienen ni pies ni cabeza. Para el que tiene cierta experiencia, es fácil filtrar la información y distinguir la que vale de la que no. Para el novato es imposible.
Por tanto, cuando pedimos al novato que plantee él mismo el entrenamiento, nos encontramos con el mismo problema que cuando busca un entrenador. El novato es el blanco perfecto para los cantos de sirenas de los charlatanes.
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