josebaas
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Os cuento lo que me ha pasado, sin comerlo ni beberlo, con una tarada mental.
Todos los días, desde hace varios meses, salgo a dar un paseo de 1 hora aprox a partir de las 10 de la noche, precisamente salgo a esa hora, por la tranquilidad que hay a esas horas, y no cruzarte con mucha gente.
Pero ya desde hace unas semanas, percibí, que una señora, de unos 60-65 años, siempre acompañada de un perrito, cuando pasaba yo, salía por su boca algún insulto. Nunca los decía muy alto, siempre a una distancia mía de unos 4-5 metros. Digamos, que me los soltaba, pero no de manera muy exagerada, lo justo para que me llegaran a mis oídos, como si quisiera intimidar. Cuando yo pasaba, si sentía que me miraba, pero no con la mirada fija, sino a intervalos.
Al principio, no le daba importancia, pasaba de largo y solo la miraba de reojo, porque yo a esa mujer no la conozco de nada. Hasta que empecé a escuchar insultos, es de estas personas que las ves por la calle, pero te resultan tan indiferentes, que ni te percatas de que están. Pero a medida, de que cuando pasaba cerca de ella, escuchaba algún insulto, ya me empecé a mosquear, y si la veía en alguna acera, me pasaba a la otra, porque ya me daba mal rollo. No me la cruzaba todos los días, pero si con frecuencia, no se, igual cada semana, 4 o 5 días.
Así durante muchas semanas, hasta que hace unos pocos días, salí del portal, había tenido mal día, y a los pocos segundos ahí estaba ella parada con el perro, y oigo sinverguenza. Me acerco a ella , y la digo, pero que dices?, y me grita exaltada, que eres un sinverguenza!!. Yo no daba crédito, y la pregunto cabreado, pero tú por qué insultas, sino te conozco de nada!. Y me dice, tú por qué tienes que salir a la calle a la misma hora que yo? (todo esto con mucha chulería y prepotencia, como si la calle fuera suya!). Cuando me suelta eso, la llamé tarada mental y gentuza, y que si me vuelve a insultar se come al perro, que ni se la ocurra ni mirarme por la calle.
Desde ese día, ya no salgo tranquilo a andar por si me la vuelvo a cruzar, ya que no se como reaccionaría si me vuelve a decir algo, pero por el momento, no la he vuelto a ver, y yo sigo haciendo la misma ruta. Pero por desgracia, sin buscarlo, tengo a una tarada mental en mi vida.
Todos los días, desde hace varios meses, salgo a dar un paseo de 1 hora aprox a partir de las 10 de la noche, precisamente salgo a esa hora, por la tranquilidad que hay a esas horas, y no cruzarte con mucha gente.
Pero ya desde hace unas semanas, percibí, que una señora, de unos 60-65 años, siempre acompañada de un perrito, cuando pasaba yo, salía por su boca algún insulto. Nunca los decía muy alto, siempre a una distancia mía de unos 4-5 metros. Digamos, que me los soltaba, pero no de manera muy exagerada, lo justo para que me llegaran a mis oídos, como si quisiera intimidar. Cuando yo pasaba, si sentía que me miraba, pero no con la mirada fija, sino a intervalos.
Al principio, no le daba importancia, pasaba de largo y solo la miraba de reojo, porque yo a esa mujer no la conozco de nada. Hasta que empecé a escuchar insultos, es de estas personas que las ves por la calle, pero te resultan tan indiferentes, que ni te percatas de que están. Pero a medida, de que cuando pasaba cerca de ella, escuchaba algún insulto, ya me empecé a mosquear, y si la veía en alguna acera, me pasaba a la otra, porque ya me daba mal rollo. No me la cruzaba todos los días, pero si con frecuencia, no se, igual cada semana, 4 o 5 días.
Así durante muchas semanas, hasta que hace unos pocos días, salí del portal, había tenido mal día, y a los pocos segundos ahí estaba ella parada con el perro, y oigo sinverguenza. Me acerco a ella , y la digo, pero que dices?, y me grita exaltada, que eres un sinverguenza!!. Yo no daba crédito, y la pregunto cabreado, pero tú por qué insultas, sino te conozco de nada!. Y me dice, tú por qué tienes que salir a la calle a la misma hora que yo? (todo esto con mucha chulería y prepotencia, como si la calle fuera suya!). Cuando me suelta eso, la llamé tarada mental y gentuza, y que si me vuelve a insultar se come al perro, que ni se la ocurra ni mirarme por la calle.
Desde ese día, ya no salgo tranquilo a andar por si me la vuelvo a cruzar, ya que no se como reaccionaría si me vuelve a decir algo, pero por el momento, no la he vuelto a ver, y yo sigo haciendo la misma ruta. Pero por desgracia, sin buscarlo, tengo a una tarada mental en mi vida.
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