AniMal9
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El vigorismo es un nuevo trastorno que ha surgido hace pocos años, y que acusa mayoritariamente (casi únicamente) el sexo masculino. La obsesión en este caso consiste en aumentar la masa muscular hasta el límite y hacer ejercicio físico desproporcionada y obsesivamente. Además, este problema suele ir acompañado por trastornos alimenticios, que consisten en comer solo lo que se cree que aumenta la masa muscular, o tomar diversas sustancias farmacológicas y drogas con el mismo fin. “Se habla de comportamiento obsesivo y de dependencia cuando un individuo practica el ejercicio de forma obsesiva, convirtiéndose para él en una especie de droga que persigue cueste lo que cueste, sin tener en cuenta su salud, su bienestar, su vida afectiva y profesional etc. Si se le priva del ejercicio, se hunde y se deprime por completo. Muchos obsesos del deporte también son fanáticos de su programa de entrenamiento, vigilando su progreso y sus resultados de forma maníaca, culpabilizándose por la menor falta. (…)
La participación intensa en el deporte puede precipitar la aparición de esta situación. Si se les impide hacer deporte, los sujetos caen en la disforia y la angustia.” (Consejo de Europa, 1996. Pág. 63-64)
Estas enfermedades suelen afectar a personas con poca personalidad y con un carácter poco formado y muy vulnerable. Si bien es cierto que las características personales y la educación recibida son factores muy influyentes en la aparición de estas enfermedades, no son los únicos. Existen otros factores extrapersonales, que se analizan seguidamente.
5.2 Por qué, para qué y cómo.
En realidad, el porqué de estas enfermedades no está todavía lo suficientemente estudiado, pero se conocen algunas causas que con seguridad están detrás de dichos trastornos.
Ya se han comentado los factores personales. Los otros a que se hace mención son, principalmente, la imagen de belleza que enseñan los medios de comunicación y la falta de educación y de cultura física.
A pesar de que ya se ha hablado de la educación, con respecto a este tema hay que aportar algún apunte más. Dentro de la educación física, uno de los objetivos que se deberían buscar, sobre todo al tratar con adolescentes (época más frecuente de aparición de estas enfermedades, o de alguno de sus síntomas), es el de aprender a amar al propio cuerpo, o por lo menos, a respetarlo. Los alumnos deberían saber cómo responde el cuerpo cuando se le quiere llevar a ciertos límites (como pueden ser la extremada delgadez o la extremada musculatura). Por otra parte, se impone una formación en materia de nutrición que contenga conocimientos básicos sobre una manera saludable de alimentarse.
A pesar de que no exista suficiente documentación con la que haya podido trabajar, me atrevo a lanzar la siguiente opinión: a nadie le gusta todo su cuerpo cuando se mira al espejo desnudo. Personalmente, no conozco a nadie que en la intimidad se sienta a gusto con lo que ve cuando se desnuda delante de un espejo. ¿Por qué? Quizás para responder a esto sí que haga falta un análisis exhaustivo de este problema social. Pero lo que sí parece cierto, es que a través de una educación dirigida a corregir este trastorno de la autoimagen se puede conseguir algo.
De una manera general, la educación en este tema debe estar enfocada a respetar nuestro cuerpo y el de los demás, y a saber ver la belleza de una manera más abierta, no conformarnos con el modelo de belleza que nos venden.
El otro factor social mentado es la imagen de belleza que se vende por los medios de comunicación. A través de la publicidad y de los programas de televisión se reduce la belleza del ser humano a una chica (o chico) joven, que tiene cierta altura, cierto peso y ciertas medidas.
Y no solo es eso, sino que cada día se ofrecen al mercado cientos de productos adelgazantes y mágicos para lograr ser como los modelos que salen en la televisión.
La participación intensa en el deporte puede precipitar la aparición de esta situación. Si se les impide hacer deporte, los sujetos caen en la disforia y la angustia.” (Consejo de Europa, 1996. Pág. 63-64)
Estas enfermedades suelen afectar a personas con poca personalidad y con un carácter poco formado y muy vulnerable. Si bien es cierto que las características personales y la educación recibida son factores muy influyentes en la aparición de estas enfermedades, no son los únicos. Existen otros factores extrapersonales, que se analizan seguidamente.
5.2 Por qué, para qué y cómo.
En realidad, el porqué de estas enfermedades no está todavía lo suficientemente estudiado, pero se conocen algunas causas que con seguridad están detrás de dichos trastornos.
Ya se han comentado los factores personales. Los otros a que se hace mención son, principalmente, la imagen de belleza que enseñan los medios de comunicación y la falta de educación y de cultura física.
A pesar de que ya se ha hablado de la educación, con respecto a este tema hay que aportar algún apunte más. Dentro de la educación física, uno de los objetivos que se deberían buscar, sobre todo al tratar con adolescentes (época más frecuente de aparición de estas enfermedades, o de alguno de sus síntomas), es el de aprender a amar al propio cuerpo, o por lo menos, a respetarlo. Los alumnos deberían saber cómo responde el cuerpo cuando se le quiere llevar a ciertos límites (como pueden ser la extremada delgadez o la extremada musculatura). Por otra parte, se impone una formación en materia de nutrición que contenga conocimientos básicos sobre una manera saludable de alimentarse.
A pesar de que no exista suficiente documentación con la que haya podido trabajar, me atrevo a lanzar la siguiente opinión: a nadie le gusta todo su cuerpo cuando se mira al espejo desnudo. Personalmente, no conozco a nadie que en la intimidad se sienta a gusto con lo que ve cuando se desnuda delante de un espejo. ¿Por qué? Quizás para responder a esto sí que haga falta un análisis exhaustivo de este problema social. Pero lo que sí parece cierto, es que a través de una educación dirigida a corregir este trastorno de la autoimagen se puede conseguir algo.
De una manera general, la educación en este tema debe estar enfocada a respetar nuestro cuerpo y el de los demás, y a saber ver la belleza de una manera más abierta, no conformarnos con el modelo de belleza que nos venden.
El otro factor social mentado es la imagen de belleza que se vende por los medios de comunicación. A través de la publicidad y de los programas de televisión se reduce la belleza del ser humano a una chica (o chico) joven, que tiene cierta altura, cierto peso y ciertas medidas.
Y no solo es eso, sino que cada día se ofrecen al mercado cientos de productos adelgazantes y mágicos para lograr ser como los modelos que salen en la televisión.