Blackmore
Welcome to the machine
En el piso de debajo es de alquiler, y cada año vienen unos Erasmus nuevos, excepto el anterior que vinieron unas españolas supongo que también estudiantes. Las tías esas eran unas capullas asquerosas que también iban con sus putos tacones día sí día también, además daban algún que otro portazo y tenía que tragarme sus malditas voces de gato pasado por un cortacésped y sus gallos cuando jugaban al Singstar (mi casa es algo vieja y se oye todo).
Pero los Erasmus son peores, suelen hablar a grito pelao hasta las 4 o más, cuando se van a ir de fiesta ya cocidos gritan en el rellano; luego los muy subnormales se meten de 6 en 6 o más personas en un ascensor que sólo acepta 4 personas y lo acaban parando, con lo cual toca llamar al técnico al día siguiente, se dejan a menudo la puerta del ascensor abierta (están en el sexto) y toca llamarles al telefonillo para que lo cierren; les dices que paren la música y que no chillen, te toman por tonto y tras decirte que ya paran siguen a lo mismo, son maleducados en tanto que casi nunca saludan, aunque en verdad me la pela, es sólo por decir defectos, encima las tías siempre son feas. Obviamente me he vengado de ellos de alguna u otra forma, les escupo en el pomo de su puerta, cuando salgo tarde les dejo una astilla puesta en el telefonillo, desde el patio interior les lanzo restos de la cocina a la ventana de su baño...
Luego dirán que los españoles somos muy ruidosos y rudos.
Pero los Erasmus son peores, suelen hablar a grito pelao hasta las 4 o más, cuando se van a ir de fiesta ya cocidos gritan en el rellano; luego los muy subnormales se meten de 6 en 6 o más personas en un ascensor que sólo acepta 4 personas y lo acaban parando, con lo cual toca llamar al técnico al día siguiente, se dejan a menudo la puerta del ascensor abierta (están en el sexto) y toca llamarles al telefonillo para que lo cierren; les dices que paren la música y que no chillen, te toman por tonto y tras decirte que ya paran siguen a lo mismo, son maleducados en tanto que casi nunca saludan, aunque en verdad me la pela, es sólo por decir defectos, encima las tías siempre son feas. Obviamente me he vengado de ellos de alguna u otra forma, les escupo en el pomo de su puerta, cuando salgo tarde les dejo una astilla puesta en el telefonillo, desde el patio interior les lanzo restos de la cocina a la ventana de su baño...
Luego dirán que los españoles somos muy ruidosos y rudos.