Diario de un hombre en el gimnasio (humor)

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Diario de un hombre en el gimnasio...





Luego de meses de evaluaciones de viabilidad y con motivo de mi trabajo sedentario y la consecuente acumulación de grasa en mi panza, la empresa me ofreció un servicio de entrenamiento personal en un reconocido gimnasio.
Lo volví a pensar y lo acepté gustoso y hasta fui personalmente a hacer mi reserva. Me asignaron una personal trainer llamada Susana, una escultural instructora de 26 años, modelo de ropa deportiva como pude observar.
Ella me explicó que sería muy útil anotar mis experiencias en una ficha de forma de poder observar yo mismo mi progreso.
Así lo hice y quisiera compartirlo con ustedes...

DIA 1


Me levanté a las 6 de la mañana como habíamos quedado. Bastante difícil levantarse de la cama para ir al gimnasio, pero todo cambió cuando llegué y vi que Susana estaba esperándome.
Parecía una diosa griega: rubia, ojos verdes y una gran sonrisa, con unos labios carnosos y espectaculares. Me hizo un Tour, me mostró los aparatos y me tomó el pulso después de 5 minutos en la bicicleta fija.
Se alarmó de que mi pulso estuviera tan acelerado, pero yo aproveché para piropearla y se lo atribuí a ella, que estaba vestida con una mallita de lycra que se le metía en el...
Disfruté bastante viéndola dar su clase de aerobics, después de terminar mi inspirador día de ejercicio. Susana me mantenía motivado para hacer mis abdominales, a pesar de que ya me dolía mucho la panza.


DIA 2



Me tomé dos tazas de café, y finalmente logré salir de mi casa. Susana hizo que me recostara boca arriba, me puso a levantar una pesada barra de metal; y después se atrevió a ponerle... ¡PESAS!
En la cinta mis piernas estaban un poco debilitadas, pero logré completar un kilómetro. Su aprobadora sonrisa y su guiño cómplice hicieron que todo valiera la pena. ¡Me sentía fantástico! Era una nueva vida...

DIA 3


La única forma en que pude lavarme los dientes fue poniendo el cepillo sobre el lavabo y moviendo la cabeza a ambos lados encima de él. Creo que tengo una hernia en la barriga.
Manejar no fue nada fácil: de sólo frenar el auto me dolían hasta los pelos del culo, estacioné encima de una motito de reparto de pizza... Susana se impacientó un poquito conmigo por considerar que mis gritos de dolor molestaban a los demás socios del club.
La verdad que su voz me resulta un poco aguda a tan tempranas horas de la mañana y cuando levanta la voz se vuelve nasal... Es muy molesta.
Me duelen las pelotas cuando me subo a la cinta, así que Susana me cambió a la escaladora.
¿Me pregunto, porqué mierda alguien inventa una máquina para hacer algo que se ha vuelto obsoleto con el uso de los ascensores?
Ella me dijo que me ayudaría a ponerme en forma y a disfrutar a pleno la vida. Otra de sus pendejadas...

DIA 4


Susana me estaba esperando con sus jodidos ojos verdes clavándomelos como un puñal y su burlona sonrisita al estilo Joker en Batman.
No pude evitar llegar media hora tarde: fue el tiempo que me llevó acordonarme las zapatillas. La desgraciada me puso a trabajar con las mancuernas pero, cuando se distrajo, salí corriendo a esconderme en el baño.
Mandó a otro entrenador a buscarme y como castigo, me puso a trabajar en la máquina de remar y... se me escapó un pedo que escuchó todo el gimnasio. Nunca pasé tanta vergüenza en mi vida.

DIA 5



Odio a esa perra de Susana más que a cualquier otro ser humano en el mundo. Anémica de mierda, con esos labios con colágeno, oxigenada sin cerebro.
Si hubiese una parte de mi cuerpo que pudiese mover la patearía en el culo, la reputísima puta madre que la parió.
Quiso que trabajara en mis tríceps. ¡YO NO TENGO TRICEPS! Y si no quiere que rompa el piso del gimnasio, que no me pase las reputísimas barras o cualquier otra cosa que pese más que un sándwich...
La bicicleta fija me hizo desmayar y me desperté en la cama de una nutricionista, otra flaca pedorra que me dio una cátedra de alimentación sana. La desgraciada no tiene la más puta idea de lo que es tener hambre.
¿Por qué no me pudo tocar alguien más tranquilo, como un maestro de costura o un estilista?



DIA 6


La muy hija de puta de Susana me dejó un mensaje en la contestadora con su vocecita culera preguntándome por qué no fui hoy.
De solo escucharla tiré el teléfono al chingada, pero luego no tenía la fuerza suficiente ni para levantarlo, ni para levantar el control remoto de la tele, así que me quede 11 horas seguidas viendo un solo canal de cable. Maldito National Geographic, me tuve que aguantar una de pajaritos apareándose y yo que no cojo hace 6 días ¡POR QUE NO PUEDO!...

DIA 7


Le pedí al chofer de la camioneta de la Iglesia que me viniera a recoger para ir a misa y agradecerle a Dios que esta semana haya terminado.
También recé para que el año que viene la empresa me mande a algo un poco más divertido: una cita con el dentista, un curso de manualidades, un análisis de próstata...


Saludos! espero les haya resultado tan gracioso como a mi.
 
Jajajajajajjajaja!!! que bueno!!! ¿de donde lo has sacado?

Un abrazo.
 
Jajajajaja, a mí me parece haberlo leído ya en un correo cadena de estos que envian, solo que en vez de una monitora era un monitor y el cliente una clienta.

Un saludo.
 
¡Me he reido mucho! Esto demuestra que la belleza depende de los ojos con que se mira. Esa tal Susana era la misma el primer día que el tercero, pero ya no la miraba de la misma manera, y no me extraña _humillaci
 
¡¡¡¡Muy bueno post!!!! a mi me pasa algo parecido cuando voy al gym.
Por eso entreno en casa...
La simpatia hacia el entrenador o entrenadora decae proporcionalmente a los dias que los ves...
Es como un ley de la física.
 
JajajajajajaJajajajajajaJajajajajajaJajajajajajaJajajajajajaJajajajajajaJajajajajaja
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La culera de Susana...
 
Jajajajaja genial!!!
 
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