Comentario de texto: Un agujero en el estómago.
En el año 1822 cuatro tramperos estaban cazando en un bosque canadiense cuando un disparo
accidental provocó una gran herida en el costado de uno de ellos, Alexis St. Martin. La lenta
cicatrización de la herida originó una fístula que comunicaba el interior del estómago con el exterior.
Uno de los cirujanos que lo trató, W. Beaumont, pensó que podía estudiar lo que le ocurría a los
alimentos durante la digestión en el estómago observando a través de la fístula. Durante dos años el Dr.
Beaumont pudo realizar hasta 60 experiencias con su paciente: en una de ellas intrudujo, por medio de
un hilo de seda, un trozo de carne hervida en el estómago y, después de varios intervalos de tiempo, lo
saco y estudió los efectos producidos. Comprobó que la carne hervida estaba completamente digerida
después de dos horas; en cambio, un trozo de carne cruda no estaba digerida hasta después de tres
horas.
En otro experimento mantuvo a Alexis diecisiete horas sin comer y extrajo jugos gástricos de su
estómago. Colocó éstos en un tubo de ensayo y añadió un trozo de carne hervida. Mantuvo el tubo a
una temperatura cercana a los 37 grados centígrados y anotó cada hora los resultados obtenidos: el
trozo de carne tardó diez horas en ser completamente digerido.