Fitness & viajes: el Camino del Inca

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Todo el santo año nos dedicamos a cuidarel cuerpo, día a día luchamos contra cualquier indicio de grasa y arruinamos nuestra condición física en pocas semana durante nuestras vacaciones. Esto se puede evitar si nos ponemos metas adecuadas. Nuestro consejo se resume al Camino del Inca en Machu Picchu, Perú – en ningún otra parte del mundo se puede combinar mejor cultura, diversión y fitness.


El Camino del inca – desciendo al valle del río Urumba. Aquí comienza el famoso Camino del Inca, que culmina con la majestuosa ciudad de los Incas, Machu Picchu. Al parecer los mensajeros de los Incas recorrían en el siglo XV este trayecto de subida de 33 km de largo en menos de 6 horas. No olvidemos que tenían que pasar por los tres pasos situados a 3700 y 4200 de altura. Una hazaña que sólo se podía lograr en relevos y corriendo cada uno pequeños trechos a toda velocidad. Siendo yo un humilde turista me olvido de superar este récord a pesar de contar con una relativamente buena condición física. Intento hacer las cosas bien y pongo toda mi atención en mi equipaje, checo que no olvide nada del equipo necesario recomendado. Le doy tiempo a mi cuerpo para aclimatarse paulatinamente a la altura. Hay dos cosas a las que más le temo durante estos 4 días de viaje siguiendo la huella de los Incas en estas alturas: a la falta de ropa adecuada en caso de un descenso significante de la temperatura o a una tormenta inesperada y por supuesto al mal de montaña.


El mal de montaña se puede evitar no haciendo sobreesfuerzos. Cusco , la metrópolis de los Andes y punto de partida para el que quiera llegar a Machu Picchu, está a 3 300 metros sobre el nivel del mar. Aclimatarse a esta altura no es realmente muy agradable; durante el día uno anda vagabundeando por la ciudad colonial, visita los puntos turísticos y disfruta de un buen café y el sol en la Plaza Mayor. En la noche le toca el turno a la vida nocturna agitada y típica de esta ciudd sudamericana. Se podría pensar que llevar una vida hedonista siendo turista no es exactamente la preparación adecuada para el trekking en el altiplano. Pero curiosamente sí lo es. No es recomendable entregarse luego luego a actividades deportivas después de haber sobrevivido el vuelo transatlántico ya que aterriza a 3 300 metros de sopetón. Unos días de descanso para aclimatarse son ideales para prepararse para el trekking. Además, pasar unos cuantos días sin hacer mucho es bueno para el bosillo. Lo que sobran en Cusco son guías y agencias, de manera que resulta más económico comprar tours ahí mismo para recorrer el Camino del Inca que en otro país. No está permitido hacer el recorrido por cuenta propia. El gobierno peruano otorga únicamente 500 licencias por día para 500 personas para poder recorrer el Camino de los Incas.
Después de tres días en Cusco, me preparo para la partida. El pintoresco valle fluvial del Uramba a 2 800 metros queda pronto atrás. El Camino del Inca se abre paso rápidamente hacia su punto más alto: el paso Warmiwansqa a 4 200 metros. El sudor no se deja esperar, la mochila con la ropa para abrigarse deja sentir su peso y parece ser innecesaria bajo el sol agobiador. Pero el panorama de los Andes es a cada paso más majestuoso – sobre todo para dos holandeses, que consideraron la aclimatisación superflua. Una vez pasado el paso más alto empiezan a jadear los dos holandeses por la gran falta de oxígeno que sienten. Su cuerpo no ha producido los suficientes glóbulos rojos.


El paso resulta ser el cambio de clima. Llueve y la temperaturasempieza a caer. Todavía nos faltan otros dos pasos. Los dos holandeses no se sienten bien: dolor de cabeza y mareo los agobian. Esos son los primeros síntomas del mal de montaña y del esfuerzo. Pero todavía se sostienen. Toman cantidades industriales de té de coca. El guía sonríe: “a penas toman los europeos té de coca y luego luego sienten un alivio” comenta sobre el efecto placebo. Después de tres día acampamos cerca de Aqua Caliente, al pie del Machu Picchu lleno de historia y romance. Todavía no se sabe que fue lo que motivó a los Incas en el siglo XV a construir esta cuidad fascinante en un lugar de tan dificil acceso, directamente en la cresta de la montaña. Ya en la noche al lado de la fogata cada uno comenta sobre las nuevas especulaciones de los arqueólogos e historiadores, que hemos leído con ardor en guías de turistas diversas.


Partimos en las primeras horas de la mañana. Todavía no ha amanecido, la luz de la luna se abre paso una y otra vez entre la neblina. Me siento como en la película de Indiana Jones. Las piernas se empiezan a quejar después de haber cruzado 3 pasos y 4 días de trekking , pero cado uno de nosotros quiere ser el primero en el Wayna Picchu, el último punto de la cumbre, en donde está ergida la ciudad de los Incas, Machu Picchu. El gobierno peruano permite el ascenso a este punto a solamente 500 personas por dia. Mejor dicho a las primeras 500 personas que lleguen.


A la 6 de la mañana llegamos a los umbrales ciudad de Machu Picchu, la misteriosa y romántica. De momento nos quedamos aturdidos: hay ya cientos de turistas esperando, se han desplazado en autobús . El sentimiento de Indiana Jones se esfuma, no podemos evitar enojarnos, nos sentimos burlados. También los turistas que llegan en camión tienen derecho a concocer la cumbre de Wayna Picchu. Pero nosotros tenemos una ventaja sobre ellos, al subir a pie nos hemos acostumbrado a la altura y somos los primeros en subir los últimos metros. Por 10 minutos somos los únicos en la cumbre. Un soplo de misticismo y de Indiana Jones se deja sentir de nuevo.



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