Me llamo Niko, soy de Barna, mido 1,85 y tengo casi 27. Por las mañanas trabajo en una imprenta como diseñador gráfico y por las tardes estudio Gestión Aeronáutica.
De joven estaba para mojar pan (sí, así, humildemente) pero a partir de los 20 empecé a engordar y nunca me preocupé demasiado. El verano pasado alcancé los 103 kilos y al ver la cifra de 3 dígitos me dije: "Nano, esto no puede continuar". Además, en el sector aeronáutico, desde las azafatas hasta los controladores aéreos o los directivos de las compañías, van de punta en blanco y tienen un aspecto casi sobrenatural. Y yo, si quiero meterme en ese mundo no puedo permitirme ser menos en ningún aspecto.
Da la casualidad de que, con mi novia, acabábamos de adoptar una perra que necesitaba mucha tralla para cansarse, así que aproveché para matar dos pájaros de un tiro. Empecé a andar por la montaña, y a cada semana que pasaba aguantaba más tiempo y a mejor ritmo. Para el final del verano ya practicamente me tiraba 4 horas de semi-footing. Así llegué a los 91 kilos en 3 o 4 meses, recuperando la forma humana.
Durante el invierno no he hecho nada -llevo muy mal el frío- pero ahora que la primavera entra con fuerza, me he vuelto a reactivar para conseguir acabar de eliminar la barriga y, si puede ser, definir un poco abdominales y brazos.
Bueno, esa es mi historia.
¡Un placer!
De joven estaba para mojar pan (sí, así, humildemente) pero a partir de los 20 empecé a engordar y nunca me preocupé demasiado. El verano pasado alcancé los 103 kilos y al ver la cifra de 3 dígitos me dije: "Nano, esto no puede continuar". Además, en el sector aeronáutico, desde las azafatas hasta los controladores aéreos o los directivos de las compañías, van de punta en blanco y tienen un aspecto casi sobrenatural. Y yo, si quiero meterme en ese mundo no puedo permitirme ser menos en ningún aspecto.
Da la casualidad de que, con mi novia, acabábamos de adoptar una perra que necesitaba mucha tralla para cansarse, así que aproveché para matar dos pájaros de un tiro. Empecé a andar por la montaña, y a cada semana que pasaba aguantaba más tiempo y a mejor ritmo. Para el final del verano ya practicamente me tiraba 4 horas de semi-footing. Así llegué a los 91 kilos en 3 o 4 meses, recuperando la forma humana.
Durante el invierno no he hecho nada -llevo muy mal el frío- pero ahora que la primavera entra con fuerza, me he vuelto a reactivar para conseguir acabar de eliminar la barriga y, si puede ser, definir un poco abdominales y brazos.
Bueno, esa es mi historia.
¡Un placer!