Resumen del libro
ok, ahí lo he encontrado enseguida, gracias, a ver si tengo un rato y empiezo a leerlo
Tomense un tiempo, es muy interesante!
RESUMEN DEL LIBRO
Por lo general, cuando nos planteamos adelgazar, abordamos la cuestión desde un plano físico y empleamos sistemas que buscan forzar al organismo: calorías, dietas, píldoras, cirugía o cambio de hábitos. Sin embargo, existe un segundo plano, más amplio y relevante: aquel que conecta el cuerpo y la mente. La obesidad, dice Jon Gabriel, puede proceder de una estrategia inconsciente de supervivencia; en ese caso, la grasa actúa como una barrera mediante la cual el cuerpo cree estar protegiéndonos. Otras veces, una falta de dinero, amor, atención o espiritualidad puede traducirse en necesidad de comer. Mientras que la mayoría de programas obvia estas causas inconscientes, El método Gabriel deja de lado el síntoma para centrarse en el porqué de la obesidad: nadie debe sentirse culpable por engordar puesto que el cuerpo tiene sus razones.
Mediante ejemplos extraídos de su propia experiencia y didácticas explicaciones, Gabriel te ayuda a explorar el origen de tu sobrepeso y cómo gestionarlo, mediante un programa que abarca:
* Un plan de alimentación que, en lugar de restringir alimentos, detalla los que sí debe incluir la dieta: enzimas para una mejor digestión, aminoácidos y suplementos prebióticos recomendados.
* Ejercicios para gestionar los motivos psíquicos de la obesidad, que pueden ir desde una necesidad no satisfecha hasta la “obesidad emocional”.
* Visualizaciones y relajaciones que te ayudarán a eliminar las señales de estrés que te hacen engordar. Literalmente, transformarán tu cuerpo mientras duermes.
El método Gabriel no requiere dieta ni esfuerzo, porque cambia absolutamente tu relación con la comida. Notarás que tienes menos hambre y te apetecerán alimentos más saludables. Día a día, desbordarás energía y entusiasmo. Por encima de todo, tu cuerpo dejará de ser tu enemigo para convertirse en tu aliado.
Fuente: Ediciones Urano
Por vez primera podía oír que mi corazón me decía que me estaba ahogando. Pero, como no tenía ningún plan en mente, lo único que podía hacer era escuchar y soñar.
Aunque no tenía ni el valor ni la fuerza para cambiarla, mi vida estaba destinada a cambiar de manera radical.
Un mes después de haberlo comprendido, estaba previsto que volara a San Francisco para lo que podía acabar siendo una de las reuniones de negocios más importantes de mi vida. Me iba a reunir con una importante compañía de agentes de bolsa para discutir la posibilidad de que compraran la empresa que yo había construido. Era un día que podía cambiarme la vida para siempre. La reunión encerraba el potencial de convertir todos mis sueños en realidad.
Siempre que volaba a San Francisco, elegía un vuelo directo desde el aeropuerto Newark. No obstante, en esta ocasión en particular, mi socio decidió ahorrar 150 dólares y me compró un billete en un vuelo más barato, pero mucho más incómodo, que salía por la tarde del aeropuerto de La Guardia, en Nueva York.
No me entusiasmaba precisamente la idea de tener que soportar dos horas de tráfico para llegar a La Guardia, gastar 300 dólares en aparcamiento y aguantar una espera de dos horas en Cincinnati sólo para ahorrar 150 dólares. Normalmente, habría tomado medidas al respecto, pero algo me decía que lo dejara estar, y eso es lo que hice.
Al final, no llegué a coger aquel vuelo, porque cerraron el aeropuerto el 11 de septiembre de 2001, así que nunca volé a San Francisco para aquella reunión de negocios. Pero el vuelo que, al principio, yo tenía intención de coger era el 93 de United Airlines, ya en el aire cuando el primer avión se estrelló contra el World 20 el método gabriel Trade Center. Los pasajeros del vuelo 93 tuvieron tiempo de enterarse.
Tuvieron tiempo de llamar a sus cónyuges, desde sus móviles, para decirles lo mucho que los querían y lo importantes que eran para ellos, antes de tomar el control de la situación y obligar a los secuestradores a estrellar el avión en un campo de Pensilvania. No hubo supervivientes.
Si hubiera cogido el vuelo 93, habría dejado atrás un cuerpo de 180 kilos, después de haber pasado toda mi vida adulta en unas oficinas, bajo unas luces fluorescentes que me desvitalizaban y marchitaban, mientras oía los mismos bips, timbrazos y arengas de ventas.
Aquél habría sido mi sino, pero por la gracia de Dios, me ofrecieron una segunda oportunidad. Dos semanas más tarde, llegué a mi despacho, dispuesto a vivir un gran día, dispuesto a abrazar, de verdad, mi vida y sacarle el máximo partido... para encontrarme con que mi empresa había cerrado.
La firma de agentes de bolsa que llevaba todas nuestras cuentas se había hundido debido a la violenta reacción de los mercados bursátiles provocada por el 11-S. Habían perdido 80 millones de dólares de la noche a la mañana...
El cuerpo cuenta con todas las bazas. Controla tu metabolismo, así que incluso si crees que puedes controlar la cantidad de comida que metes en el cuerpo, él controla cuánta energía quemará y cuánta almacenará. El cuerpo puede hacer que estés tan cansado que no tengas energía para hacer ejercicio, incluso si acabas de contratar al mejor monitor del mundo.
También tu cuerpo tiene la palabra final sobre lo que hará con cualquier alimento que introduzcas en él. Puede elegir almacenar todo lo que quiera en tus células grasas. Puede elegir almacenarlo en tus células grasas en lugar de proporcionar energía a tus músculos. Además, cuando el cuerpo necesita energía y no le das suficiente alimento, puede quemar músculo en lugar de grasa.
El cuerpo es quien manda. Controla todo el metabolismo de la grasa, así como muchas de las otras funciones de supervivencia básicas, en una diminuta zona de la base del cerebro: el «cerebro animal». Esta zona determina cuánto sueño necesitas, cuánto aire necesitas y lo gordo o delgado que debes estar...
En este libro nunca te pediré que te obligues a hacer ejercicio ni que te fuerces a hacer nada.
Sólo te pediré que no pases ni un solo día sin añadir los nutrientes de los que tu cuerpo siente hambre.